domingo, 15 de julio de 2012

MAQUINA DE GESTUALIZACION DE GUSTOS






Lorsque l'âme est agitée, la face humaine devient un tableau vivant où chaque mouvement de l'âme est exprimé dont l'impression vive et prompte devance la volonté, nous décèle et rend au dehors, par des signes pathétiques, les images de nos plus secrés agitations.”[1]
Buffon, Histoire de l'homme.

Según la omnireferenciada wikipedia (no siempre citada pero sospecho que casi siempre consultada) “Kant determina que el juicio estético es siempre bajo conceptos subjetivos”[2], idea que ha permitido en el arte post-kantiano la convivencia de multiplicidad de manifestaciones de las que somos testigos atónitos. Sin embargo, también es propio del mundo del arte la búsqueda de unas normas universales que rijan, así sea de manera muy general,  el fenómeno de la creación estética; desde los análisis de Kandisky hasta Harold Cohen y Aaron[3] parece existir una tendencia encontrar la fórmula, el algoritmo de la creación estética, el algoritmo de la propia estética. Así mismo existen estudios sobre la configuración de lo agradable y lo atractivo (que según Kant serían las formas más bajas e impuras de juicio estético), todos estos son intentos de encontrar la matemática detrás de lo inasible y cambiante del gusto[4]. En realidad parece ser que desde que existe la fantasía maquínica existe la fantasía de construir un reemplazo para las funciones del ser humano, desde los autómatas descritos por Herón de Alejandría, hasta Asimo[5], pasando por Deep Blue[6] existen personas empeñadas en construir una máquina capaz de realizar las más complejas tareas humanas y de alguna manera sobrepasarlas, ya sean estas tareas físicas o intelectuales con fines prácticos o no. Ahora bien, ¿acaso todo este empeño no podría imaginarse como un deseo humano de desembarazarse de responsabilidades?¿para qué jugar ajedrez si una máquina puede aprender mil veces más rápido que yo y derrotar al campeón mundial de ajedrez?¿para qué volver a pintar y lidiar con los errores y la insatisfacción si un software puede hacerlo por mí y yo sólo me dedico a filtrar lo que sirve y lo que no?... ¿para qué molestarnos siquiera en escoger lo que es arte y lo que no?... ¿podría decir una máquina que algo le gusta?... y si así fuera ¿cómo podría decirlo de manera efectiva?


Aaron/Harold Cohen, 0305-08.
















El movimiento del rostro es una manera eficaz de comunicación, es la interfaz por defecto del ser humano, las otras se instalan con el paso del tiempo; en todo caso, existe un trabajo muy interesante del neurólogo francés Guillaume-Benjamin-Amand Duchenne, titulado Mécanisme de la physionomie humaine, ou analyse électro-physiologique de l'expression des passions, en el que el científico planteaba, entre otras cosas, que en las expresiones faciales, como sistema de comunicación universal entre los humanos, se presenta una imagen precisa de las ‘emociones del alma’ y que la fealdad física podría ser superada o por lo menos atenuada por una ‘expresión’ bella, para demostrarlo decidió estimular los músculos por medio de electricidad para comprender cómo éstos se configuran para generar una expresión que transmita de manera ‘verdadera’ tal o cual ‘emoción del alma’. Siguiendo con este orden de ideas, ¿qué mejor manera de expresar la experiencia de lo verdadero en el arte[7] si no es a través de la verdadera manifestación del alma?¿y qué obra de arte más perfecta que la figura humana?¿y qué mejor manifestación del equilibrio entre fondo y forma que la más verdadera manifestación visual  del propio estado del alma? El rostro, un rostro que juzga rostros… perdón, corrijo, un rostro que aparenta juzgar rostros.




La MAQUINA DE GESTUALIZACION DE GUSTOS es una obra escultórica reactiva que simula la emisión de juicios estéticos por parte de un rostro en látex que realiza gestos rudimentarios gracias a un servomotor unido a puntos clave del rostro por medio de hilos. Los juicios son emitidos gracias a una aplicación desarrollada en Processing y que se vale de la librería Face Detect para analizar las imágenes donde se encuentren rostros y emitir una señal de gusto o disgusto por medio de la comunicación serial con el microcontrolador ATmega328  instalado en una placa de Arduino, éste a su vez moverá un servo-motor que hará que una máscara en látex manifieste placer o displacer a través de gestos simples, todos los juicios de gusto se generan dependiendo de parámetros arbitrarios.










[1] “Cuando el alma se agita, el rostro humano se transforma en una pintura viviente en la que todos los movimientos del alma se expresan y cuya impresión se adelanta a la voluntad, detectamos y exteriorizamos, por los signos más patéticos, las imágenes de nuestras más secretas agitaciones.” en: Duchenne, Guillaume Benjamin. "Mécanisme de la physionomie humaine, ou analyse électro-physiologique de l'expression des passions." Paris: Jules Renouard, 1862. Pág. 8 (http://www.biodiversitylibrary.org/item/106366/#page/294/mode/1up)
[4] Con esto no sólo me refiero a la idea de bello que evidentemente cambia de una cultura a otra y/o de una época a otra, sino también a la misma idea de lo bello en el arte, o de lo que se considera arte en sí; vale la pena recodar, sólo a manera de ejemplo, que hasta finales del siglo XIX la estatuaria africana era considerada como monstruosa, horripilante y primitiva (esto último se lo consideró hasta bien entrado el siglo XX) y bajo ningún concepto se podría considerar Arte (con A mayúscula como diría Gombrich), opiniones divergentes a las que se le podrían adjudicar a Picasso, Modigliani o Baselitz; y desde hace ya varias décadas dicha expresión se ha ganado su capítulo, aunque corto, en la Historia Universal del Arte.
[7] Más sobre este particular en: Heidegger, Martin. El Origen de la Obra de Arte. 1950. (http://www.heideggeriana.com.ar/textos/origen_obra_arte.htm)

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